Fundamentación antropológica del compromiso social

Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Teología
Departamento de Teología
Seminario Universidad y Marginalidad


Academia y Formación Social I
El País nos interroga


Desarrollo de la Propuesta de Programa para trabajar con los
Estudiantes del Curso Electivo


Materiales de trabajo para el estudiante


TEMA 3.
FUNDAMENTACION ANTROPOLOGICA DEL COMPROMISO SOCIAL.



Cecilia Díaz Estévez.


1. El compromiso social está fundamentado en el carácter relacional del hombre.

a. El hombre es un ser-en-relación-con-los-otros.

Considerando al hombre en su dimensión existencial descubrimos que éste no puede vivir su SER sino en relación. Nada de lo que tiene el hombre adquiere su dimensión propia sino en virtud de su relación con los demás.

Las aspiraciones, descubrimientos, logros, todas las luchas del ser humano por ser cada día más y mejor, solo adquieren su verdadero sentido cuando de alguna manera se refieren al “Otro”.

Esta es la experiencia originaria del hombre y su rasgo más típico como ser humano.

b. La manera de vivir el ser-con-los-otros determina la realización de la persona.

Es tal la responsabilidad del hombre frente al otro y la necesidad de realizarse en comunión con él, que sin lugar a dudas podemos afirmar que el hombre no puede llegar a ser auténticamente hombre sino a través de la mediación, de la palabra, de las obras y del amor de los demás.

De ahí que la relación de las personas no tiene ya otro espacio u horizonte que la relación interpersonal. La verdadera realidad, el verdadero ser, es el encuentro de las personas.

Por esta razón lo intersubjetivo constituye el Yo y el Tú en un “Nosotros” en el cual el “TU” será siempre un misterio insondable que no puede someterse a la experiencia científica. Un “tu” del que no se puede disponer y que nunca se objeto. Un “Tu” que se convierte para el Yo en su más prefunda, permanente y real EPIFANIA..

Por eso es que la relación humana prefunda introduce al hombre en una verdadera experiencia metafísica, religiosa e incluso ética. El Tú siempre espera respuestas auténticas para poder experimentar el encuentro Inter.-personal y poder abrirse a la realidad trascendente.


c. El hombre se auto-realiza como persona frente al otro y con el otro, por lo tanto la única forma de vida auténticamente humana es la convivencia.

Cuando la convivencia humana supone un tipo de relaciones profundas y realmente personalizantes, espontáneas y fundadas en el amor, es cuando permite construir un “Nosotros existencial” o comunidad, que multiplica el poder de obrar y la intensidad de la vida misma.

El “ser abierto” se realiza cuando descubre al otro como una “conciencia” que le invita a su vez a permanecer siempre abierto. El ejemplo más claro está en el libro del Génesis : Adán toma conciencia de sí (yo) cuando aparece Eva (El Tu), nunca cuando e4stuvo frente a las animales.

d. La relación auténtica entre las personas no es de dominio ni complementaria sino dialogal.

El otro no es complemento ni parte de la persona, sino un constitutivo esencial, sin el cual no puede realizarse como persona, de ahí que la única forma de relación humana posible y constructora de seres humanos auténticos es la que basa en el respeto y en el diálogo.

2. El sentido del otro.

a. El otro desde el punto de vista existencial es :

• El otro es quien me abandona.

La primera aparición del otro en la existencia de la persona es la de un ser que le abandona , que le arroja, que le deja solo. Toda su vida va a sentir la nostalgia de la total identidad con el otro. El abandono es la condición indispensable para que el hombre empiece a asumir lo personal, a ser “El mismo” y pueda unirse a otros de diferente manera.
De aquí nace el valor de la soledad como algo fundamental en el desarrollo de la persona. Solo es destructiva cuando no abre a nuevas conexiones con los otros.

• El otro es quien me amenaza.

La existencia del otro aparece como amenaza a la persona porque:

 no le da seguridad. No se puede penetrar en el interior del otro ni conocer exactamente lo que es.

 le plantea la exigencia del compartir todo lo que es pues la comunicación más elemental se hace a través del cuerpo.

 le hace descubrir que no es un absoluto y le exige compartir el mundo.

La mirada del otro como amenaza, puede objetivizar al hombre convirtiendo la relación en dominio, pero por otra parte es la condición fundamental para la auténtica relación interpersonal, que se construye a base de confianza, abandono, compartir y solidaridad.

La confianza es generada por la “oscuridad” del misterio del otro y es fundamento de la relación yo y tú.




• El otro es alguien que me da.

La persona al nacer encuentra al mundo humanizado, lleno de las acciones del hombre. Es ese el fundamento de la gratitud. Una civilización basada únicamente en la ley del Mercado, mata esa dimensión de la vida humana y va destruyendo la convivencia entre los hombres.

Sin la acción de los otros yo nunca podría realizar mis aspiraciones, desde las más elementales hasta las más profundas. De ahí que Marx afirma que la suficiencia es pura ignorancia..

• El Otro es alguien que me recibe.

Si la persona se realiza al entrar en relación con el otro, éste por el hecho de recibirle está permitiéndole Ser.

A la luz de esta realidad se puede entender el sentido humano de la igualdad y de la gratitud. Igualdad es reconocer que toda persona me da algo y que yo puedo dar algo a la otra persona. De ahí que las personas no son superiores ni inferiores sino distintas. Nadie se rebaja ante nadie, simplemente reconoce que lo que recibe del otro.

• El Otro es alguien que me llama. (Jaspers)

Por su misma existencia el otro me invita permanentemente a realizarme y podemos frustrarnos ambos cuando no escuchamos los mutuos llamados . la visión fundamental de Jesús es el Samaritano: llama a los otros (Levitas, doctores, samaritano) pero ellos no escucharon las llamadas de ese ser caído y se frustraron. Gustavo Gutiérrez dice: “Quien se acerca al otro de quien ha escuchado la llamada, ese es el prójimo”.

b. La dimensión cristiana de la convivencia humana se vive en el interior de la dimensión antropológica-existencial y no antes.

Por esta razón no es posible ser cristiano ni vivir la fraternidad cristiana sin ser auténticamente humano. Dios no se manifiesta sino en lo auténticamente humano.

c. La persona del otro se desconoce por:

1. Por paternalismo negando el aporte del otro y la igualdad.
2. Por explotación utilizando y dominando al otro, negando de esta manera la solidaridad y la fraternidad.
3. Por objetivación negando el carácter único de la persona, reduciéndola a un simple objeto.


d. La realización de la persona exige el reconocimiento,

tanto que si carece de él es como perder el sentido de la vida. El reconocimiento es la conciencia que tiene la persona de la necesidad que tiene de que su existencia tenga un valor para los demás. La falta de reconocimiento engendra la esclavitud, según Hegel, en el Mito del amo y el esclavo.

3. La comunidad.

a. Aparición de la comunidad.

De la apertura al otro surge espontáneamente la comunidad, es decir el “Nosotros”. A partir de esta experiencia original el Yo descubre su individualidad.

b. La comunidad es fidelidad a sí mismo y a los otros.

La persona vive una doble fidelidad, a sí misma y a los otros, pero muchas veces esto se convierte en un conflicto que debe tratar de resolver e integrar. Las dos dimensiones de esa personal fidelidad no son contradictorias sino complementarias e insustituibles para la integración armónica de la persona. Tanto si destruyo el yo como el tú me destruyo a mi mismo, ya que ahí radica la conexión esencial de mi existencia.

El hombre debe asumir que la relación entre el yo y el tu siempre es conflictiva, de ahí que el gran reto del libertad es ser fiel a sí mismo por encima de todo, para poder sentirse feliz y realizado y al mismo tiempo ayudar a que el otro también se sienta persona libre y feliz. Alguien dijo que la libertad empieza cuando empieza la libertad del otro.

c. La comunidad no está hecha sino que se hace.

La comunidad no es algo innato, no está hecha sino que se va haciendo a partir de una situación. Lo que si es innato es la exigencia, la tendencia a la comunidad, que lo lleva el hombre en su propia esencia social. Lo que no es, es ser espontánea, hay que hacerla cada día, como sucede con el amor.

 La comunidad es el resultado de la apertura y de la creación de las condiciones favorables para que esta pueda darse.

 La comunidad es una tarea, un proyecto común que tiene que vivirse cada día, con una conciencia clara de la realidad que vive el otro.

 De ahí que una lectura de la realidad es condición indispensable, ya que es en los hechos cotidianos donde las personas encuentran las pautas para empezar a vivir la comunicación y la comunidad.

Esta se va construyendo a partir de situaciones de tipo psicológico, económico, político, religioso y social. Las situaciones y las condiciones no determinan, pero sí van posibilitando la apertura de las personas.

Los pobres y la pobreza de nuestro país son los grandes interlocutores que nos amenazan y nos llaman, exigiendo que oigamos su llamado y a partir de un compartir con ellos, vayamos construyendo una comunidad nueva que vaya transformando el resto de la realidad. Sin ese diálogo reconciliador no es posible la superación de la pobreza ni la paz. Las armas solo llaman a las armas, el amor llama al amor.


Bibliografía

BUBER, Martín: ¿Qué es el hombre? Fondo de cultura económica México 1970.
CARRASQUILLA, Federico: Apuntes del curso Antropología de la existencia 1979.
CORETH, Emerich: ¿Qué es el hombre? Herder Barcelona 1976.
EQUIPO EUCARISTÍA: El hombre Verbo divino Estella 1981.
FARRE, Luis: Antropología filosófica. El hombre y sus problemas Guadarrama Madrid 1968.
GEVAERT, Joseph: El problema del hombre Sígueme Salamanca 1976.
GUTIÉRREZ, Gustavo: Teología de la liberación. Perspectivas Salamanca 1972.
MARCEL, Gabriel: El misterio del ser Sudamericana Buenos Aires 1964.
ROGERS, Carl: El proceso de convertirse en persona Paidos Buenos Aires 1972.