jueves, 1 de agosto de 2013

Algunas tentaciones contra el discipulado misionero



Cordial saludo.
Ruego perdonar mi impertinencia. Como lo he hecho en otros momentos, también esta comunicación – que seguramente ya conocemos – puede ser alusiva para nosotros…
Con todo aprecio,
I. F.

ENCUENTRO CON EL COMITÉ DE COORDINACIÓN DEL CELAM
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Centro Estudios de Sumaré, Río de Janeiro
Domingo 28 de julio de 2013

1. Introducción
Agradezco al Señor esta oportunidad de poder hablar con ustedes, hermanos Obispos, responsables del CELAM en el cuatrienio 2011-2015. Hace 57 años que el CELAM sirve a las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, colaborando solidaria y subsidiariamente para promover, impulsar y dinamizar la colegialidad episcopal y la comunión entre las Iglesias de esta Región y sus Pastores.
Como Ustedes, también yo soy testigo del fuerte impulso del Espíritu en la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y El Caribe en Aparecida, en mayo de 2007, que sigue animando los trabajos del CELAM para la anhelada renovación de las iglesias particulares. Esta renovación, en buena parte de ellas, se encuentra ya en marcha. Quisiera centrar esta conversación en el patrimonio heredado de aquel encuentro fraterno y que todos hemos bautizado como Misión Continental.
2. Características peculiares de Aparecida
Existen cuatro características que son propias de la V Conferencia. Son como cuatro columnas del desarrollo de Aparecida y que le confieren su originalidad.
1) Inicio sin documento
Medellín, Puebla y Santo Domingo comenzaron sus trabajos con un camino recorrido de preparación que culminó en una especie de Instrumentum laboris, con el cual se desarrolló la discusión, reflexión y aprobación del documento final. En cambio, Aparecida promovió la participación de las Iglesias particulares como camino de preparación que culminó en un documento de síntesis. Este documento, si bien fue referencia durante la Quinta Conferencia General, no se asumió como documento de partida. El trabajo inicial consistió en poner en común las preocupaciones de los Pastores ante el cambio de época y la necesidad de renovar la vida discipular y misionera con la que Cristo fundó la Iglesia.
2) Ambiente de oración con el Pueblo de Dios
Es importante recordar el ambiente de oración generado por el diario compartir la Eucaristía y otros momentos litúrgicos, donde siempre fuimos acompañados por el Pueblo de Dios. Por otro lado, puesto que los trabajos tenían lugar en el subsuelo del Santuario, la “música funcional” que los acompañaba fueron los cánticos y oraciones de los fieles.
3) Documento que se prolonga en compromiso, con la Misión Continental
En este contexto de oración y vivencia de fe surgió el deseo de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y el compromiso de la Misión Continental. Aparecida no termina con un Documento sino que se prolonga en la Misión Continental.
4) La presencia de Nuestra Señora, Madre de América
Es la primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano y El Caribe que se realiza en un Santuario mariano.
3. Dimensiones de la Misión Continental
La Misión Continental se proyecta en dos dimensiones: programática y paradigmática. La misión programática, como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera. La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares. Evidentemente aquí se da, como consecuencia, toda una dinámica de reforma de las estructuras eclesiales. El “cambio de estructuras” (de caducas a nuevas) no es fruto de un estudio de organización de la planta funcional eclesiástica, de lo cual resultaría una reorganización estática, sino que es consecuencia de la dinámica de la misión. Lo que hace caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de los cristianos, es precisamente la misionariedad. De aquí la importancia de la misión paradigmática.
La Misión Continental, sea programática, sea paradigmática, exige generar la conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados y hombres de buena voluntad. El discípulo de Cristo no es una persona aislada en una espiritualidad intimista, sino una persona en comunidad, para darse a los demás. Misión Continental, por tanto, implica pertenencia eclesial.
Un planteo como éste, que comienza por el discipulado misionero e implica comprender la identidad del cristiano como pertenencia eclesial, pide que nos explicitemos cuáles son los desafíos vigentes de la misionariedad discipular. Señalaré solamente dos: la renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el mundo actual.
Renovación interna de la Iglesia
Aparecida ha propuesto como necesaria la Conversión Pastoral. Esta conversión implica creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación.
En este sentido, es necesario que, como Pastores, nos planteemos interrogantes que hacen a la marcha de las Iglesias que presidimos. Estas preguntas sirven de guía para examinar el estado de las diócesis en la asunción del espíritu de Aparecida y son preguntas que conviene nos hagamos frecuentemente como examen de conciencia.
1. ¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo? ¿Quién es el principal beneficiario de la labor eclesial, la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?
2. ¿Superamos la tentación de atender de manera reactiva los complejos problemas que surgen? ¿Creamos un hábito pro-activo? ¿Promovemos espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de replantear las actitudes pastorales y el funcionamiento de las estructuras eclesiales, buscando el bien de los fieles y de la sociedad?
3. En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos? ¿Ofrecemos la Palabra de Dios y los Sacramentos con la clara conciencia y convicción de que el Espíritu se manifiesta en ellos?
4. ¿Es un criterio habitual el discernimiento pastoral, sirviéndonos de los Consejos Diocesanos? Estos Consejos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos ¿son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? El buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto.
5. Los Pastores, Obispos y Presbíteros, ¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido? ¿Estamos siempre abiertos para dejarnos interpelar en la búsqueda del bien de la Iglesia y su Misión en el mundo?
6. Los agentes de pastoral y los fieles en general ¿se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados?
Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se lo puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en este camino, es la de la identidad católica concebida como pertenencia eclesial.
Diálogo con el mundo actual
Hace bien recordar las palabras del Concilio Vaticano II: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1). Aquí reside el fundamento del diálogo con el mundo actual.
La respuesta a las preguntas existenciales del hombre de hoy, especialmente de las nuevas generaciones, atendiendo a su lenguaje, entraña un cambio fecundo que hay que recorrer con la ayuda del Evangelio, del Magisterio, y de la Doctrina Social de la Iglesia. Los escenarios y areópagos son de lo más variado. Por ejemplo, en una misma ciudad, existen varios imaginarios colectivos que conforman “diversas ciudades”. Si nos mantenemos solamente en los parámetros de “la cultura de siempre”, en el fondo una cultura de base rural, el resultado terminará anulando la fuerza del Espíritu Santo. Dios está en todas partes: hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de esa cultura; y cada realidad, cada idioma, tiene un ritmo diverso.
4. Algunas tentaciones contra el discipulado misionero
La opción por la misionariedad del discípulo será tentada. Es importante saber por dónde va el mal espíritu para ayudarnos en el discernimiento. No se trata de salir a cazar demonios, sino simplemente de lucidez y astucia evangélica. Menciono sólo algunas actitudes que configuran una Iglesia “tentada”. Se trata de conocer ciertas propuestas actuales que pueden mimetizarse en la dinámica del discipulado misionero y detener, hasta hacer fracasar, el proceso de Conversión Pastoral.
1. La ideologización del mensaje evangélico. Es una tentación que se dio en la Iglesia desde el principio: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia. Un ejemplo: Aparecida, en un momento, sufrió esta tentación bajo la forma de asepsia. Se utilizó, y está bien, el método de “ver, juzgar, actuar” (cf. n. 19). La tentación estaría en optar por un “ver” totalmente aséptico, un “ver” neutro, lo cual es inviable. Siempre el ver está afectado por la mirada. No existe una hermenéutica aséptica. La pregunta era, entonces: ¿con qué mirada vamos a ver la realidad? Aparecida respondió: Con mirada de discípulo. Así se entienden los números 20 al 32. Hay otras maneras de ideologización del mensaje y, actualmente, aparecen en Latinoamérica y El Caribe propuestas de esta índole. Menciono sólo algunas:
a) El reduccionismo socializante. Es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista.
b) La ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el ”encuentro con Jesucristo” y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferencial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad.
c) La propuesta gnóstica. Bastante ligada a la tentación anterior. Suele darse en grupos de élites con una propuesta de espiritualidad superior, bastante desencarnada, que termina por desembarcar en posturas pastorales de “quaestiones disputatae”. Fue la primera desviación de la comunidad primitiva y reaparece, a lo largo de la historia de la Iglesia, en ediciones corregidas y renovadas. Vulgarmente se los denomina “católicos ilustrados” (por ser actualmente herederos de la Ilustración).
d) La propuesta pelagiana. Aparece fundamentalmente bajo la forma de restauracionismo. Ante los males de la Iglesia se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa. En América Latina suele darse en pequeños grupos, en algunas nuevas Congregaciones Religiosas, en tendencias exageradas a la “seguridad” doctrinal o disciplinaria. Fundamentalmente es estática, si bien puede prometerse una dinámica hacia adentro: involuciona. Busca “recuperar” el pasado perdido.
2. El funcionalismo. Su acción en la Iglesia es paralizante. Más que con la ruta se entusiasma con la “hoja de ruta”. La concepción funcionalista no tolera el misterio, va a la eficacia. Reduce la realidad de la Iglesia a la estructura de una ONG. Lo que vale es el resultado constatable y las estadísticas. De aquí se va a todas las modalidades empresariales de Iglesia. Constituye una suerte de “teología de la prosperidad” en lo organizativo de la pastoral.
3. El clericalismo es también una tentación muy actual en Latinoamérica. Curiosamente, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en parte del laicado latinoamericano. O no crece (la mayoría), o se acurruca en cobertizos de ideologizaciones como las ya vistas, o en pertenencias parciales y limitadas. Existe en nuestras tierras una forma de libertad laical a través de experiencias de pueblo: el católico como pueblo. Aquí se ve una mayor autonomía, sana en general, y que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. El capítulo de Aparecida sobre piedad popular describe con profundidad esta dimensión. La propuesta de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.
Podríamos seguir describiendo algunas otras tentaciones contra el discipulado misionero, pero creo que éstas son las más importantes y de más fuerza en este momento de América Latina y El Caribe.
5. Algunas pautas eclesiológicas
1. El discipulado-misionero que Aparecida propuso a las Iglesias de América Latina y El Caribe es el camino que Dios quiere para este “hoy”. Toda proyección utópica (hacia el futuro) o restauracionista (hacia el pasado) no es del buen espíritu. Dios es real y se manifiesta en el ”hoy”. Hacia el pasado su presencia se nos da como “memoria” de la gesta de salvación sea en su pueblo sea en cada uno de nosotros; hacia el futuro se nos da como “promesa” y esperanza. En el pasado Dios estuvo y dejó su huella: la memoria nos ayuda a encontrarlo; en el futuro sólo es promesa… y no está en los mil y un “futuribles”. El “hoy” es lo más parecido a la eternidad; más aún: el ”hoy” es chispa de eternidad. En el “hoy” se juega la vida eterna.
El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un “hoy” pero “en tensión”. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión. No admite la autorreferencialidad: o se refiere a Jesucristo o se refiere al pueblo a quien se debe anunciar. Sujeto que se trasciende. Sujeto proyectado hacia el encuentro: el encuentro con el Maestro (que nos unge discípulos) y el encuentro con los hombres que esperan el anuncio.
Por eso, me gusta decir que la posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias: vive tensionado hacia las periferias… incluso las de la eternidad en el encuentro con Jesucristo. En el anuncio evangélico, hablar de “periferias existenciales” des-centra, y habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales.
2. La Iglesia es institución pero cuando se erige en “centro” se funcionaliza y poco a poco se transforma en una ONG. Entonces, la Iglesia pretende tener luz propia y deja de ser ese “misterium lunae” del que nos hablaban los Santos Padres. Se vuelve cada vez más autorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera. De “Institución” se transforma en “Obra”. Deja de ser Esposa para terminar siendo Administradora; de Servidora se transforma en “Controladora”. Aparecida quiere una Iglesia Esposa, Madre, Servidora, facilitadora de la fe y no tanto controladora de la fe.
3. En Aparecida se dan de manera relevante dos categorías pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro. Ninguna de las dos es nueva, sino que conforman la manera cómo se reveló Dios en la historia. Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que llega al máximo al encarnarse. Es el Dios que sale al encuentro de su pueblo. Existen en América Latina y El Caribe pastorales “lejanas”, pastorales disciplinarias que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos… por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la “revolución de la ternura” que provocó la encarnación del Verbo. Hay pastorales planteadas con tal dosis de distancia que son incapaces de lograr el encuentro: encuentro con Jesucristo, encuentro con los hermanos. Este tipo de pastorales a lo más pueden prometer una dimensión de proselitismo pero nunca llegan a lograr ni inserción eclesial ni pertenencia eclesial. La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo y crea una cultura del encuentro. Una piedra de toque para calibrar la cercanía y la capacidad de encuentro de una pastoral es la homilía. ¿Qué tal son nuestras homilías? ¿Nos acercan al ejemplo de nuestro Señor, que “hablaba como quien tiene autoridad” o son meramente preceptivas, lejanas, abstractas?
4. Quien conduce la pastoral, la Misión Continental (sea programática como paradigmática), es el Obispo. El Obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear. Además de señalar las grandes figuras del episcopado latinoamericano que todos conocemos quisiera añadir aquí algunas líneas sobre el perfil del Obispo que ya dije a los Nuncios en la reunión que tuvimos en Roma. Los Obispos han de ser Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan “psicología de príncipes”. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra. Hombres capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza: que haya sol y luz en los corazones. Hombres capaces de sostener con amor y paciencia los pasos de Dios en su pueblo. Y el sitio del Obispo para estar con su pueblo es triple: o delante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y fundamentalmente, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos.
No quisiera abundar en más detalles sobre la persona del Obispo, sino simplemente añadir, incluyéndome en esta afirmación, que estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este “hoy” de América Latina y El Caribe. Y sería bueno comenzar por aquí.
Les agradezco la paciencia de escucharme. Perdonen el desorden de la charla y, por favor, les pido que tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en la capacidad de servicio. Muchas gracias.

viernes, 14 de junio de 2013

Ayuda pedagógica: La Exposición



Ayuda pedagógica: La Exposición[1]

a.     Definición y/o concepto de la técnica o estrategia “exposición”.

Los “temas-frontera” son desarrollados en nuestro curso, generalmente, por medio de la técnica didáctica denominada “exposición”. Pero a veces surgen dudas sobre lo que se quiere o se pretende con ella. Las siguientes páginas pretenden aclarar el punto y ofrecer ideas a mis estudiantes para que puedan hacer de “su” exposición lo que aspiran el curso, el docente mismo y el propio estudiante. Agradezco su comprensión y generosidad al querer leer y poner en práctica las orientaciones contenidas en estas páginas… ¡para que las mejoren!

Básicamente de lo que se trata es de dar acabada ejecución al tema que Usted y su (s) compañero (a) (s) escogieron al comienzo del semestre de una lista proporcionada por el docente. Esta lista ha sido confeccionada buscando complementar y profundizar en los contenidos del curso. No se trata simplemente, pues, de ocupar de cualquier manera el tiempo destinado a una clase, mediante la repetición de ideas no asimiladas y monótonas. Por el contrario, la exposición del tema-frontera – como, por lo demás, cualquier exposición que Usted en el futuro tendrá que hacer – quiere ser la presentación de un argumento hecha de una manera lógicamente estructurada en la que sus principales recursos son, además de su propia voz, el lenguaje y, de pronto, un texto escrito. De un material inicialmente desordenado, se pasa a una estructura y a una organización del mismo; pero, también, esta ayuda podrá serle de utilidad cuando quiera destacar algunos puntos importantes de en medio de una muy diversa selección de información. Podrá emplearla en las diversas áreas del conocimiento, y especialmente si quiere hacer énfasis en un aprendizaje en el que los conceptos son importantes pero también los procedimientos.

Cuando Usted utilice este método expositivo ha de tener en cuenta que con él no sólo se requiere suficiente preparación del asunto a tratar, sino además cierta capacidad personal para expresarse y captar la atención de los estudiantes. El expositor debe estar informado del tipo de personas a quien se va a dirigir, pues de ello dependerá en gran medida la forma en que habrá de expresarse. Con frecuencia no será suficiente conocer anticipadamente las características del auditorio, pues durante el desarrollo de la sesión, el expositor (el profesor o en su caso el estudiante) podrá ser exigido a ser más explícito o más implícito. En estos casos el valor de la exposición no radica en el simple lucimiento de las habilidades personales, sino en el desarrollo de los aprendizajes de quien escucha.

Sin embargo, para hacerse más eficiente, la exposición requiere el uso de otros recursos didácticos, de buenos conocimientos sobre el asunto tratado y de una capacidad de síntesis.

Entre los inconvenientes que el expositor debe considerar para el uso de esta técnica, se encuentran los siguientes: a) él mismo es, prácticamente, el único actor, y como tal debe esforzarse para controlar todos los elementos que inciden o afectan a su labor; b) la fijación del aprendizaje se hace más difícil cuando el mensaje es sólo oral, por lo que siempre es conveniente utilizar otros medios que ayuden a los estudiantes a procesar los datos del mensaje transmitido; c) la motivación en general es más difícil cuando se limita al mensaje y acciones de una sola persona; d) la expresión verbal y el uso de apoyos visuales requieren de aceptables condiciones de espacio: una mala acústica y una deficiente distribución del grupo no sólo repercute en un desgaste físico del expositor sino en un pobre resultado del esfuerzo.

b.     Procedimiento para que pueda ser implementada la exposición.

El método expositivo que se vale del lenguaje oral es uno de los más antiguos. Incluso en nuestra época se ha mantenido como una práctica común en los diferentes niveles del sistema educativo, incluyendo la universidad. La exposición se asocia directamente a una actividad realizada por el profesor; sin embargo, se debe tener en cuenta que también puede ser empleada por los estudiantes o bien, por alguna persona externa al grupo. En el caso de que un tema a desarrollar resulte tan extenso que deba exceder el límite de una sesión de clase, es importante mantener siempre la estructura de la exposición (introducción, desarrollo y conclusiones). Por otra parte, no quiere decir que si un profesor elige la exposición como la estrategia base para una sesión de 50 minutos, sea él quien deba hablar durante todo el tiempo de la sesión.

En los últimos años se ha venido haciendo mucho énfasis en la necesidad de alternar el uso de la exposición con otras técnicas didácticas, incluso en una misma sesión de clase. Es decir, se alude a la necesidad del manejo de “exposiciones espaciadas” (Collins, 1997), donde la exposición se da en segmentos. Se hacen pausas en puntos lógicos de la exposición, donde el profesor se dirige a los estudiantes (haciendo alguna pregunta o solicitando que lleven a cabo alguna actividad), para mantenerlos involucrados con el tema. De esta manera, la exposición puede resultar más dinámica. Esto permite, además, que los estudiantes tengan tiempo para procesar y comprender el contenido manejado durante la exposición. Los profesores, por su parte, tienen oportunidad de darse cuenta si hay algo que no esté quedando claro.

Etapa I: Preparación del tema

Previamente a la sesión presencial en el salón de clase, el estudiante busca individualmente en diversas fuentes bibliográficas (textos, direcciones de Internet o situaciones de campo), el tema-frontera escogido al inicio del semestre y relacionados con los contenidos del curso. 

También previamente a la sesión presencial se reúne con su equipo para conocer las aportaciones del resto de sus compañeros (2 o 3) e integrar así un solo trabajo.

Al preparar la exposición es importante que considere los siguientes aspectos

  • Delimite el tema o la parte del mismo que será manejado mediante esta técnica. 
  • Prepare un bosquejo que contenga 3 ó 4 ideas principales. 
  • Organice las ideas principales de tal manera que reflejen una secuencia lógica. Es importante que las ideas se organicen en torno a un criterio que ha de guiar el avance en el desarrollo de las mismas en el momento de la exposición.

Algunos tipos de secuencia lógica y sus características son

1) Causa - Efecto: Los eventos son citados y explicados haciendo referencia a las situaciones que provocaron su origen. 
2) Tiempo: Las ideas se organizan cronológicamente.
3) Problema-solución: Se problematiza una situación y enseguida se plantean soluciones alternativas. 
4) Ascendente-Descendente: Las ideas se presentan de acuerdo con su importancia, familiaridad o complejidad. 
5) Proceso: Se explican las etapas del desarrollo de un proceso.

Elabore algunos cuestionamientos que le permitan como expositor clarificarse a sí mismo la naturaleza del tema. Es importante que los estudiantes entiendan claramente la perspectiva teórica desde la cual es abordado un tema, esto les permite dar sentido a la información que se está exponiendo. La falta de entendimiento, o la malinterpretación de la naturaleza del tema expuesto, provoca que los estudiantes se “pierdan” en la exposición. Así pues, el planteamiento de algunos cuestionamientos sobre el tema, permite al profesor clarificarse a sí mismo lo que pretende exponer a los estudiantes. Estas repuestas constituyen los puntos importantes de su exposición.

Prepare un “organizador previo”. Un buen recurso para organizar el material textual que será presentado a los estudiantes, es ubicarlo en principios más generales o con los cuales pueda relacionarse o incorporarse tal información (a manera de un esquema general). El “organizador previo” (Ausubel, 1976) no debe ser confundido con una sinopsis de introducción, pues éstas suelen tener el mismo grado de abstracción que el material de aprendizaje. El organizador constituye una forma de colocar las ideas a exponer en un marco conceptual estructurado de tal manera que permita a los estudiantes visualizar la relación entre ellas.

Identifique ejemplos que le sirvan como apoyos verbales a la exposición. Los ejemplos han de ilustrar la información presentada y ayudar a los estudiantes al logro de una mayor comprensión de la misma.

Determine y prepare los apoyos visuales (para video-beam, por ejemplo) que va a utilizar.

Etapa II: Exposición de un tema

El profesor solicita a cada equipo que presente su trabajo al resto del grupo. A lo largo de la exposición él interviene para clarificar o ampliar información cada vez que lo juzga pertinente.

Requiere el cuidado de los siguientes aspectos: las fases a partir de las cuales se estructura la información presentada, el manejo que se hace de la forma de comunicarlo y la selección y manejo de apoyos visuales.

La exposición de un tema debe siempre incorporar las siguientes fases y generalmente las siguientes proporciones o tiempo de dedicación: introducción (10%), desarrollo del tema (65%) y cierre (25%).

1°) La introducción: la introducción actúa como un “puente cognitivo” entre los conocimientos previos de los estudiantes y la información contenida en la exposición. Es importante considerar que una buena introducción propicia un ambiente adecuado para la exposición del tema: permite captar la atención de los estudiantes, despierta su interés por el contenido del tema, los motiva a “estar” realmente en clase (atendiendo y participando) y, consecuentemente, permite asegurar mejores resultados de aprendizaje.

¿Qué se puede hacer? Revisión de material pasado; alusión a un asunto de actualidad; anécdotas; analogías; alusión a un evento histórico; referencias humorísticas; ejemplos; preguntas. 

Se intercala con actividades cortas, que sean dinámicas y que propicien la colaboración: 1. Agrupar a los estudiantes en parejas. Concederles un espacio de dos a tres minutos para realizar una actividad colaborativa en la que se desarrolle el conocimiento previo del tema presentado. El propósito de esta actividad es propiciar el inicio de una discusión. 2. Exponer los primeros 3 a 5 minutos.

2°) Desarrollo del tema: el desarrollo del tema se refiere a la exposición gradual del contenido, lógicamente ordenado, como forma de lograr un aseguramiento de la continuidad.

Una exposición será más eficaz cuando esté organizada jerárquicamente, es decir, cuando desarrolla una red conceptual cuyos elementos se ramifican progresivamente. El aprendizaje que deriva de una exposición no depende sólo del significado lógico del contenido, sino también de la coherencia e ilación con que está estructurada la información expuesta. Así pues, es importante que las ideas estén conectadas entre sí y no simplemente yuxtapuestas, que se perciba un hilo conductor o argumental. Una exposición se comprende mejor cuando parte de las ideas más generales para irse adentrando en los detalles.

Los estudiantes reciben ya organizada la información conceptual a adquirir, a través de la presentación oral que hace un expositor. Para incrementar las probabilidades de éxito es conveniente asegurarse que la exposición active algunos conocimientos que ya poseen los estudiantes, así como cuidar con esmero la organización o estructura interna de la misma.

Que se facilite al estudiante el seguimiento de la estructura argumental: uso adecuado de los apartados del texto que se expone, presentación de esquemas, uso de recursos formales (tipografía, subrayado, etc.). Y la voz: se suele recurrir a elementos no verbales del lenguaje tales como el énfasis, la reiteración, la clasificación o el uso de material gráfico, con el fin realzar la estructura y organización interna de la exposición. Deben servir no sólo para destacar cuáles son las ideas principales, sino también para hacer explícita la forma en que se relacionan. 

Observe si acaso su tema no tiene que ver con algo teórico, pero, al mismo tiempo, práctico. En efecto, el aprendizaje procedimental se deriva directamente del aprendizaje conceptual: ¿cómo puede la exposición contribuir a la existencia de una situación adecuada para la enseñanza de contenidos procedimentales? Una actividad expositiva orientada a la adquisición de contenidos procedimentales se ve favorecida a partir de la demostración que hace el expositor del procedimiento objeto de aprendizaje.

La exposición, especialmente cuando es prolongada, conviene que se intercale con actividades cortas, que sean dinámicas y que propicien la colaboración: 3. Dar de uno a tres minutos para que discutan acerca del material presentado. La actividad de discusión debe dar una respuesta a la pregunta propuesta por el expositor, ofrecer una reacción a la teoría, conceptos o información presentada y relacionar el material nuevo con aprendizajes previos. Las parejas deben responder de la siguiente manera: a) Cada estudiante formula su respuesta. b) Comparte sus respuestas con su compañero. c) Todos escuchan detenidamente la respuesta de su compañero. d) Forman una nueva respuesta, mejor que las respuestas iniciales. 4. Seleccionar dos o tres estudiantes al azar, para que presenten resúmenes de sus discusiones en 30 segundos. 5. Exponer los siguientes 3 a 5 minutos. 6. Presentar otra actividad de discusión acerca de la segunda parte de la exposición, por uno a tres minutos. 7. Repetir esta secuencia exposición-discusión hasta que el tema haya sido concluido.

3°) Cierre: el cierre es algo más que un rápido resumen de los contenidos manejados en la exposición. Aparte de unir los puntos más importantes y de actuar como eslabón entre el conocimiento presente y el pasado, el cierre proporciona al estudiante el sentimiento de haber logrado algo.

Un cierre es adecuado cuando los propósitos y principios fundamentales de la clase, o parte de ellos, se consideran aprendidos de manera tal que al estudiante le sea posible relacionar el nuevo conocimiento con el que ya poseía. Permite la consolidación de la estructura conceptual, mediante la relación explícita entre las ideas previas del estudiante que han sido activadas y la organización conceptual de los materiales de aprendizaje presentados en la fase del desarrollo de la exposición.
8. Presentar una actividad final de discusión que resuma lo que han aprendido del tema. Los estudiantes deberán tener de dos a tres minutos para resumir y discutir el material.

Algunas observaciones cortas: 

La comunicación no verbal proporciona dinámica a la exposición: Variación en la voz; Gestos y movimientos corporales; Contacto visual.  

Selección y manejo de apoyos visuales: apoyan y facilitan la comunicación entre el profesor y los estudiantes. Tener en cuenta: su disponibilidad, las características físicas del lugar, el tamaño del grupo, el tiempo disponible para su preparación y el uso apropiado de los mismos. 

Pueden ser: Escritos: Libro de texto, Fotocopias, Notas de clase; Escritos y visuales: Pizarrón, Transparencias, Diapositivas, Páginas web; Audio-Visuales: Video, Audiovisual; Computacionales: Paquetes computacionales (Power-Point, etc.).

c.      Aprendizajes y/o competencias que esta técnica fomenta en el estudiante universitario.

Esta ayuda didáctica puede contribuir enormemente a un proceso de enseñanza-aprendizaje efectivo, especialmente en aquellos cursos en donde se requiere cubrir mucho material. 

Entre otras competencias o aprendizajes:

  • Provoca la participación en la elaboración de síntesis acerca del tema revisado.

  • Fomenta el aporte del estudiante en respuestas pertinentes a las preguntas elaboradas por el profesor o por otros compañeros.

  • Anima a plantear dudas y cuestionamientos y a expresar puntos de vista en relación con la temática abordada.

  • Examina los aspectos planteados en las actividades del profesor en aquellos casos en los que no sea él (ella) quien realice la exposición de un tema; o, cuando es él mismo quien lo hace, los estudiantes lo observan realizando una serie de acciones en las que va verbalizando el razonamiento de su actuación. De este modo, los estudiantes construyen un modelo mental adecuado de las actividades necesarias para ejecutar la tarea y adquirir la destreza que se tiene como meta de aprendizaje.

  • El manejo de la exposición por parte de los estudiantes para presentar información a sus compañeros y al profesor, incide directamente en el desarrollo de su habilidad de comunicación oral. Ello es así en la medida en que el profesor incorpora de manera intencionada el manejo de esta habilidad como objeto de aprendizaje.

  • Finalmente, permite el desarrollo del pensamiento crítico en la medida en que el manejo que realice de la presentación de un tema lo conduzca a enjuiciar y valorar la información que se le presenta. Para ello el estudiante requiere aplicar un conjunto de procesos cognitivos superiores y complejos como analizar, sintetizar, evaluar, resolver problemas, tomar decisiones.

d.     Evaluación de los aprendizajes

Para efectuarla se tienen en cuenta principalmente:

1°) La observación de la comunicación no verbal de los estudiantes: si toman notas, si contestan a las preguntas, si miran atentamente, la forma en que se acomodan en sus asientos, si responden a las bromas. En general, si están siguiendo al expositor.

2°) La utilización del recurso de un examen rápido (o alguna otra técnica de evaluación) a partir del cual pueda obtener información para saber si los estudiantes realmente han comprendido el contenido previsto. Por ejemplo, se puede pedir a los estudiantes que expliquen determinado concepto, que realicen algún paso de determinado procedimiento, que apliquen parte del contenido expuesto a una situación concreta, etc.

3°) El análisis del tipo de preguntas que hacen los estudiantes en relación con el contenido expuesto.

Bibliografía de apoyo:


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CEA (1996). Manual de microenseñanza. Monterrey, ITESM.
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Georgia State University. GSU Master Teacher Program: The Lecture (en línea). Disponible: http://www.gsu.edu/~dschjb/wwwlect.html  (28 de enero
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Lowman, J. (1985). Mastering the techniques of reading. San Francisco, Jossey-Bass
Nérici, I. (1980). Metodología de la enseñanza. México, Kapelusz.
Pregent, R. (1994). Charting your course. Wisconsin, Magna Publications.
Stunkel, K. (1999). Using lecturing for intellectual liberation (en línea). Disponible: http://biblioteca.itesm.mx/  (Biblioteca digital del ITESM, base de datos ProQuest) (10 de febrero de 1999).










[1] El presente texto ha sido relaborado (2013) para empleo en nuestros cursos a partir del documento La exposición como técnica didáctica” creado y utilizado por la Dirección de Investigación y Desarrollo Educativo de la Vicerrectoría Académica, INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY y se puede encontrar en http://www.sistema.itesm.mx/va/dide/inf-doc/estrategias/ Se reconoce esta autoría y se agradece poder hacer uso de este material.