martes, 7 de enero de 2025

Encuentros de los Papas con Docentes y Directivos de Escuelas Primarias y Secundarias, con sus Asociaciones y con miembros de las Asociaciones de Padres de Familia vinculadas a la Educación

 

Encuentros de los Papas con Docentes y Directivos de Escuelas Primarias y Secundarias, con Representantes de sus Asociaciones y con miembros de las Asociaciones de Padres de Familia vinculadas a la Educación







La Universidad Católica Argentina - UCA - quiso ofrecer en 2014 un nuevo aporte a la educación de la Nación mediante la creación de este Colegio en la ciudad de Mendoza al que ha impuesto el nombre de Papa Francisco para recordar el ministerio del Romano Pontífice.

Imagen tomada de 




 

1. Audiencia a la Asociación Italiana de Maestros Católicos; a la Unión Católica Italiana de Maestros, Dirigentes, Educadores y Formadores; y a la Asociación de Padres de Escuelas Católicas.

04.01.2025

 

 

Esta mañana, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a la Asociación Italiana de Maestros Católicos; la Unión Católica Italiana de Maestros, Dirigentes, Educadores y Formadores; la Asociación de Padres de Escuelas Católicas.

A continuación, el discurso del Papa a los presentes en la audiencia:

 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

 

Me alegra encontrarme con ustedes con ocasión de los aniversarios de sus asociaciones: el 80° aniversario de la Asociación Italiana de Maestros Católicos y de la Unión Católica Italiana de Maestros, Directivos, Educadores y Formadores, y el 50° aniversario de la Asociación de Padres de Escuelas Católicas. Es una hermosa oportunidad para celebrar juntos y recordar su historia y mirar hacia el futuro. Este ejercicio, este movimiento entre raíces – memoria – y frutos – resultados – es la piedra angular del compromiso en el ámbito educativo.

 

Nuestro encuentro tiene lugar en el tiempo litúrgico de Navidad, un tiempo que nos muestra la pedagogía de Dios. ¿Y cuál es su "método educativo"? Es el de la proximidad, el de la cercanía. Dios es cercano, compasivo y tierno. Las tres cualidades de Dios: cercanía, compasión y ternura.

 

La proximidad, la proximidad. Como un maestro que entra en el mundo de sus alumnos, Dios elige vivir entre los hombres para enseñar a través del lenguaje de la vida y del amor. Jesús nació en una condición de pobreza y sencillez: esto nos llama a una pedagogía que valora lo esencial y pone en el centro la humildad, la gratuidad y la acogida. La pedagogía distante y distante de las personas no sirve para nada, no ayuda. La Navidad nos enseña que la grandeza no se manifiesta en el éxito o la riqueza, sino en el amor y el servicio a los demás. La pedagogía de Dios es una pedagogía del don, una llamada a vivir en comunión con Él y con los demás, como parte de un proyecto de fraternidad universal, un proyecto en el que la familia tiene un lugar central e insustituible. ¡La familia! Además, esta pedagogía es una invitación a reconocer la dignidad de cada persona, comenzando por aquellos que están descartados y marginados, como se trataba a los pastores hace dos mil años, y a apreciar el valor de cada fase de la vida, incluida la infancia. La familia es el centro, ¡no lo olviden! Una persona me contó que un domingo estaba almorzando en un restaurante y en la mesa de al lado había una familia, padre, madre, hijo e hija. Los cuatro con sus celulares, no se hablaban entre ellos, con sus celulares. Este caballero escuchó algo, se acercó y dijo: "Pero ustedes son familia, ¿por qué no se hablan y hablan así? Es una cosa extraña...". Lo escucharon, lo enviaron a ese país y siguieron haciendo estas cosas. ¡Por favor, hable con la familia! La familia es el diálogo, el diálogo que nos hace crecer.

 

El encuentro de hoy se inscribe también en el inicio del  camino jubilar, que comenzó hace pocos días precisamente celebrando el acontecimiento en el que, con la encarnación del Hijo de Dios, la esperanza entró en el mundo. El Jubileo tiene mucho que decir al mundo de la educación y de la escuela. De hecho, los "peregrinos de esperanza" son todas las personas que buscan un sentido para su vida y también aquellos que ayudan a los más pequeños a recorrer este camino. Un buen maestro es un hombre o una mujer de esperanza, porque se dedica con confianza y paciencia a un proyecto de crecimiento humano. Su esperanza no es ingenua, está enraizada en la realidad, sostenida por la convicción de que todo esfuerzo educativo tiene valor y que cada persona tiene una dignidad y una vocación que merecen ser cultivadas. Me duele cuando veo a niños que no están educados y que se van a trabajar, muchas veces explotados o que van a buscar comida o cosas para vender donde hay desperdicio. ¡Es difícil! ¡Y ahí están estos niños!

 

La esperanza es el motor que sostiene al educador en su compromiso diario, incluso en las dificultades y los fracasos. Pero, ¿cómo no perder la esperanza y alimentarla todos los días? Mantener la mirada fija en Jesús, maestro y compañero de camino: esto nos permite ser verdaderos peregrinos de esperanza. Piensen en las personas que conoces en la escuela, niños y adultos: "Todos esperan. En el corazón de cada persona está contenida la esperanza como deseo y espera de bien, aunque no se sepa lo que nos deparará el mañana" (Spes non confundit, 1). Estas esperanzas humanas, a través de cada uno de vosotros, pueden encontrar la esperanza cristiana, la esperanza que nace de la fe y vive en la caridad. Y no lo olvidemos: la esperanza no defrauda. El optimismo decepciona, pero la esperanza no defrauda. Una esperanza que supera todos los deseos humanos, porque abre las mentes y los corazones a la vida y a la belleza eterna.

 

¡La escuela necesita esto! Siéntanse llamados a desarrollar y transmitir una nueva cultura, basada en el encuentro entre generaciones, en la inclusión, en el discernimiento de lo verdadero, lo bueno y lo bello; una cultura de la responsabilidad, personal y colectiva, para enfrentar los desafíos globales como las crisis ambientales, sociales y económicas, y el gran desafío de la paz. En la escuela se puede "imaginar la paz", es decir, sentar las bases de un mundo más justo y fraterno, con la aportación de todas las disciplinas y con la creatividad de los niños y jóvenes. Pero si en la escuela hacen la guerra entre ustedes, si en la escuela intimidan a las niñas y niños que tienen algunos problemas, ¡esto es prepararse para la guerra, no para la paz! ¡Por favor, nunca intimiden! ¿Entiendes esto? [ellos responden: "¡Sí!"] ¡Nunca intimiden! ¿Lo decimos todos juntos? ¡Vamos! ¡Nunca intimiden! Coraje y adelante. Trabajen en esto.

 

Queridos hermanos y hermanas, están hoy aquí para celebrar los aniversarios significativos de sus asociaciones, creadas para dar una contribución a las escuelas, para el mejor logro de sus fines educativos. Y no a la escuela como contenedor, sino a las personas que viven y trabajan en ella: estudiantes, maestros, padres, directores y todo el personal. Al principio de sus historias estaba la intuición de que, sólo asociándonos, caminando juntos, se podía mejorar la escuela, que por su naturaleza es una comunidad, necesitada de la contribución de todos. Sus fundadores vivieron en tiempos en los que los valores de la persona y de la ciudadanía democrática necesitaban ser testimoniados y fortalecidos, por el bien de todos; y también el valor de la libertad educativa. ¡Nunca olviden de dónde vienen, pero no caminen con la cabeza vuelta hacia atrás, lamentando los buenos viejos tiempos! Pensemos, en cambio, en el presente de la escuela, que es el futuro de la sociedad, que se enfrenta a una transformación de época. Pensemos en los jóvenes profesores que dan sus primeros pasos en la escuela y en las familias que se sienten solas en su tarea educativa. A cada uno le proponen con humildad y novedad su estilo educativo y asociativo.

 

Los animo a hacer todo esto juntos, con una especie de "pacto entre asociaciones", porque así pueden testimoniar mejor el rostro de la Iglesia en la  escuela y para la escuela. La esperanza nunca defrauda, nunca, la esperanza nunca se detiene, la esperanza siempre está en camino y nos hace caminar. ¡Así que adelante con confianza! Los bendigo de corazón a ustedes y a todos los que componen la red de sus asociaciones. Y no se olviden de rezar por mí. Y no se olviden de... [ellos responden: "¡Nunca la  intimidación!"] ¡Han aprendido! Gracias.

 

 

[Testo originale: Italiano]

https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2025/01/04/0013/00015.html

 

Udienza all’Associazione Italiana Maestri Cattolici; all’Unione Cattolica Italiana Insegnanti, Dirigenti, Educatori, Formatori; all’Associazione Genitori Scuole Cattoliche, 04.01.2025

 

 

Questa mattina, nel Palazzo Apostolico Vaticano, il Santo Padre Francesco ha ricevuto in Udienza l’Associazione Italiana Maestri Cattolici; l’Unione Cattolica Italiana Insegnanti, Dirigenti, Educatori, Formatori; l’Associazione Genitori Scuole Cattoliche.

 

Pubblichiamo di seguito il discorso che il Papa ha rivolto ai presenti all’Udienza:

 

EN  - IT ]

 

Cari fratelli e sorelle, buongiorno!

 

Sono contento di incontrarvi in occasione degli anniversari delle vostre Associazioni: l’80° dell’Associazione Italiana Maestri Cattolici e dell’Unione Cattolica Italiana Insegnanti, Dirigenti, Educatori, Formatori, e il 50° dell’Associazione Genitori Scuole Cattoliche. È una bella occasione per fare festa insieme e per fare memoria della vostra storia e guardare al futuro. Questo esercizio, questo movimento tra radici – memoria – e frutti – i risultati – è la chiave di volta dell’impegno in ambito educativo.

 

Il nostro incontro avviene nel tempo liturgico di Natale, un tempo che ci mostra la pedagogia di Dio. E qual è il suo “metodo educativo”? È quello della prossimità, la vicinanza. Dio è vicino, compassionevole e tenero. Le tre qualità di Dio: vicinanza, compassione e tenerezza. La vicinanza, la prossimità. Come un maestro che entra nel mondo dei suoi alunni, Dio sceglie di vivere tra gli uomini per insegnare attraverso il linguaggio della vita e dell’amore. Gesù è nato in una condizione di povertà e di semplicità: questo ci richiama a una pedagogia che valorizza l’essenziale e mette al centro l’umiltà, la gratuità e l’accoglienza. La pedagogia distante e lontana dalle persone non serve, non aiuta.

 

Il Natale ci insegna che la grandezza non si manifesta nel successo o nella ricchezza, ma nell’amore e nel servizio agli altri. Quella di Dio è una pedagogia del dono, una chiamata a vivere in comunione con Lui e con gli altri, come parte di un progetto di fraternità universale, un progetto in cui la famiglia ha un posto centrale e insostituibile. La famiglia! Inoltre, questa pedagogia è un invito a riconoscere la dignità di ogni persona, a cominciare da chi è scartato e ai margini, come duemila anni fa erano trattati i pastori, e ad apprezzare il valore di ogni fase della vita, compresa l’infanzia. La famiglia è il centro, non dimenticatelo! Mi raccontava una persona che una domenica era a pranzo in un ristorante e al tavolo vicino c’era una famiglia, papà, mamma, figlio e figlia. Tutti e quattro con il cellulare, non parlavano fra loro, con il cellulare. Questo signore ha sentito qualcosa, si è avvicinato e ha detto: “Ma voi siete famiglia, perché non parlate fra voi e parlate così? È una cosa strana…”. Lo hanno ascoltato, lo hanno mandato a quel paese e hanno continuato a fare queste cose. Per favore, in famiglia si parli! Famiglia è dialogo, il dialogo che ci fa crescere.

 

L’incontro odierno si colloca anche all’inizio del cammino del Giubileoavviato pochi giorni fa proprio celebrando l’evento in cui, con l’incarnazione del Figlio di Dio, la speranza è entrata nel mondo. Il Giubileo ha molto da dire al mondo dell’educazione e della scuola. Infatti, “pellegrini di speranza” sono tutte le persone che cercano un senso per la propria vita e anche coloro che aiutano i più piccoli a camminare su questa strada. Un buon insegnante è un uomo o una donna di speranza, perché si dedica con fiducia e pazienza a un progetto di crescita umana. La sua speranza non è ingenua, è radicata nella realtà, sostenuta dalla convinzione che ogni sforzo educativo ha valore e che ogni persona ha una dignità e una vocazione che meritano di essere coltivati. A me fa dolore quando vedo i bambini che non sono educati e che vanno a lavorare, tante volte sfruttati o che vanno a cercare da mangiare o cose da vendere dove ci sono i rifiuti. È duro! E di questi bambini ce ne sono!

 

La speranza è il motore che sostiene l’educatore nel suo impegno quotidiano, anche nelle difficoltà e negli insuccessi. Ma come fare per non perdere la speranza e per alimentarla ogni giorno? Tenere fisso lo sguardo su Gesù, maestro e compagno di strada: questo permette di essere davvero pellegrini di speranza. Pensate alle persone che incontrate a scuola, ragazzi e adulti: «Tutti sperano. Nel cuore di ogni persona è racchiusa la speranza come desiderio e attesa del bene, pur non sapendo che cosa il domani porterà con sé» (Spes non confundit, 1). Queste speranze umane, attraverso ciascuno di voi, possono incontrare la speranza cristiana, la speranza che nasce dalla fede e vive nella carità. E non dimentichiamo: la speranza non delude. L’ottimismo delude, ma la speranza non delude. Una speranza che supera ogni desiderio umano, perché apre le menti e i cuori sulla vita e sulla bellezza eterna.

 

La scuola ha bisogno di questo! Sentitevi chiamati a elaborare e trasmettere una nuova cultura, fondata sull’incontro tra le generazioni, sull’inclusione, sul discernimento del vero, del buono e del bello; una cultura della responsabilità, personale e collettiva, per affrontare le sfide globali come le crisi ambientali, sociali ed economiche, e la grande sfida della pace. A scuola voi potete “immaginare la pace”, ossia porre le basi di un mondo più giusto e fraterno, con il contributo di tutte le discipline e con la creatività dei bambini e dei giovani. Ma se a scuola voi fate la guerra fra di voi, se a scuola voi fate i bulli con le ragazze e i ragazzi che hanno qualche problema, questo è prepararsi per la guerra non per la pace! Per favore, mai fare il bullying! Avete capito questo? [rispondono: “Sì!”] Mai fare il bullying! Lo diciamo tutti insieme? Dai! Mai fare il bullying! Coraggio e avanti. Lavorate su questo.

 

Care sorelle e cari fratelli, voi siete qui oggi per celebrare ricorrenze significative delle vostre Associazioni, nate per offrire un contributo alla scuola, per il migliore raggiungimento delle sue finalità educative. E non alla scuola come contenitore, ma alle persone che vivono e lavorano in essa: gli studenti, gli insegnanti, i genitori, i dirigenti e tutto il personale. All’inizio della vostra storia c’è stata l’intuizione che solo associandosi, camminando insieme, si potesse migliorare la scuola, che per sua natura è una comunità, bisognosa del contributo di tutti. I vostri fondatori vivevano in tempi nei quali i valori della persona e della cittadinanza democratica avevano bisogno di essere testimoniati e rafforzati, per il bene di tutti; e anche il valore della libertà educativa. Non dimenticate mai da dove venite, ma non camminate con la testa girata indietro, rimpiangendo i bei tempi passati! Pensate invece al presente della scuola, che è il futuro della società, alle prese con una trasformazione epocale. Pensate ai giovani insegnanti che muovono i primi passi nella scuola e alle famiglie che si sentono sole nel loro compito educativo. A ciascuno proponete con umiltà e novità il vostro stile educativo e associativo.

 

Tutto questo vi incoraggio a farlo insieme, con una sorta di “patto tra le associazioni”, perché così potete testimoniare meglio il volto della Chiesa nella scuola e per la scuola. La speranza mai delude, mai, la speranza mai è ferma, la speranza è sempre in cammino e ci fa camminare. E allora andate avanti con fiducia! Benedico di cuore voi e tutti e coloro che formano la rete delle vostre Associazioni. E non dimenticatevi di pregare per me. E non dimenticate di… [rispondono: “Mai fare il bullying!”] Lo avete imparato! Grazie.

[00015-IT.02] [Testo originale: Italiano]

 

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