Encuentros
de los Papas con representantes (Directivos y Empleados) de Instituciones
Bancarias
Sede de la Fundación Grupo Social en Bogotá. Ilustración por Camilo Organista.
https://lh3.googleusercontent.com/p/AF1QipPffz7itFaMUpQOrorWVWap9UvF8v1miY-I4kLz=s680-w680-h510
1. Encuentro del Papa
Francisco con representantes de Instituciones Bancarias Italianas: Banca Etica,
Banca di Credito Cooperativo Abruzzi e Molise y Banca di Credito Cooperativo
Campania Centro (16 de diciembre de 2024).
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días!
Saludo a todos ustedes, a los
Presidentes, a los Consejos de Administración y a los representantes de sus
instituciones bancarias. Este encuentro nos brinda la oportunidad de
reflexionar sobre las potencialidades y contradicciones de la economía y las finanzas
actuales. La Iglesia ha mostrado una atención particular a las experiencias
bancarias a nivel popular, y en muchos casos hombres y mujeres comprometidos en
la comunidad eclesial han promovido y dado vida a los Monti di Pietà, a
los bancos, a las instituciones de crédito cooperativas, a los bancos rurales.
La intención siempre ha sido dar oportunidades a quienes de otra manera no las
tenían. Esto es hermoso: abrir la puerta de las oportunidades. ¡Es muy bonito!
En la primera mitad del siglo XV,
con el nacimiento de los Montes de Piedad, el franciscanismo había dado cuerpo
a una idea importante: la presencia de pobres en la ciudad es signo de una
enfermedad social. Y esto es cierto incluso hoy, incluso hoy esto es cierto.
Los bancos, los Monti di Pietà y los Monti frumentari han
ofrecido créditos a quienes no podían permitírselo y han permitido a muchas
familias recuperarse e integrarse en las actividades económicas y sociales de
la ciudad.
Entre los siglos XIX y XX, también
a raíz de la publicación de la Encíclica Rerum Novarum de León XIII, ocurrió algo
similar en el campo italiano. Se ha desarrollado una economía ligada al
territorio gracias a la iniciativa de sacerdotes y laicos ilustrados. El
crédito bancario ha sido capaz de apoyar muchas actividades económicas, tanto
en el campo de la agricultura como en el de la industria y el comercio.
La memoria de estos acontecimientos
sirve para leer las contradicciones en las que se encuentra una cierta forma de
hacer banca y finanzas en nuestro tiempo. Desafortunadamente, en el mundo
globalizado, las finanzas ya no tienen rostro y se han distanciado de la vida
de las personas. Cuando el único criterio es el beneficio, tenemos
consecuencias negativas para la economía real. Hay multinacionales que
trasladan sus actividades a lugares donde es más fácil explotar el trabajo, por
ejemplo, poniendo en dificultades a familias y comunidades y cancelando las
competencias laborales que se han acumulado durante décadas. Y hay una
expresión financiera que corre el riesgo de usar criterios usurarios, cuando
favorece a los que ya están garantizados y excluye a los que están en
dificultades y necesitarían ser respaldados con crédito. Por último, el riesgo
que vemos es la distancia de los territorios. Existe una financiera que
recolecta fondos en un lugar y traslada esos recursos a otras áreas con el
único propósito de aumentar sus intereses. Así que la
gente se siente abandonada y explotada.
Cuando las finanzas pisotean a las
personas, fomentan las desigualdades y se alejan de la vida de los territorios,
traicionan su propósito. Se convierte, yo diría, en una economía incivilizada:
carece de civilización.
Su presencia hoy aquí habla de una
diversidad en el mundo económico y bancario. Tienen ustedes diferentes
historias y estructuras para responder a las necesidades de las diferentes
personas. En efecto, sin sistemas financieros adecuados capaces de incluir y promover
la sostenibilidad, no habrá desarrollo humano integral. Las inversiones y el
apoyo al trabajo no serían alcanzables sin el papel de intermediario propio de
la banca y el crédito, con la transparencia necesaria. Cada vez que la economía
y las finanzas tienen repercusiones concretas en los territorios, en la
comunidad civil y religiosa, en las familias, es una bendición para todos. Las
finanzas son un poco como el "sistema circulatorio", por así decirlo,
de la economía: si se detiene en algunos puntos y no circula por todo el cuerpo
social, se producen infartos e isquemias que son devastadoras para la propia
economía. Las finanzas sanas no degeneran en actitudes usurarias, pura
especulación e inversiones que dañan el medio ambiente y fomentan las guerras.
Queridos amigos, las instituciones
bancarias tienen grandes responsabilidades para fomentar lógicas inclusivas y
apoyar una economía de paz. El Jubileo que se encuentra a nuestras puertas nos
recuerda la necesidad de perdonar las deudas. Es la condición para generar
esperanza y un futuro en la vida de muchas personas, especialmente de los
pobres. Los animo a sembrar confianza. No se cansen de acompañar y mantener
alto el nivel de justicia social. Esto es lo que escribió Don Primo Mazzolari
(1890-1959): "El peso del día debe repartirse a partes iguales sobre todos
los hombros que lo puedan llevar. A esta equidad inicial se llega educando la
conciencia – ¡educando la conciencia! – en un profundo y delicado sentido de la
responsabilidad social, de modo que eludir la debida contribución de las obras
y los esfuerzos por el bien común sea percibido como una vergüenza y juzgado
por la opinión pública como una falta de honradez" [Rivoluzione cristiana, a cura di F. De Giorgi,
Bologna 2011, 210].
Les deseo que sean portadores de
esperanza para muchos que acuden a ustedes tratando de levantarse de momentos
difíciles o de relanzar su actividad empresarial. Los bendigo a todos. Bendigo
también a sus familias y a sus seres queridos. Y les pido que por favor recen
por mí. Gracias.
Texto original
italiano:
https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2024/12/16/1012/02026.html
Cari fratelli e sorelle,
buongiorno!
Saluto tutti voi, i Presidenti, i Consigli di
amministrazione e i rappresentanti dei vostri Istituti bancari. Questo incontro
ci dà occasione di riflettere sulle potenzialità e sulle contraddizioni
dell’economia e della finanza attuale. La Chiesa ha dimostrato un’attenzione
particolare alle esperienze bancarie a livello popolare, e in molti casi uomini
e donne impegnati nella comunità ecclesiale hanno promosso e dato vita a Monti
di pietà, banche, istituti di credito cooperativo, casse rurali. L’intento è sempre
stato quello di dare opportunità a chi altrimenti non ne aveva. È bello questo:
aprire la porta delle opportunità. È molto bello!
Nella prima metà del secolo XV, con la nascita dei Monti
di pietà, il francescanesimo aveva dato concretezza a un’idea importante: la
presenza di poveri in città è segno di una malattia sociale. E questo anche
oggi, anche oggi è vero questo. Le banche, i Monti di pietà e i Monti
frumentari hanno offerto credito a chi non poteva permetterselo e hanno
consentito a molte famiglie di rialzarsi e di integrarsi nelle attività
economiche e sociali della città.
Tra Otto e Novecento, anche in seguito alla pubblicazione
dell’Enciclica Rerum
novarum di Leone XIII, si
è realizzato qualcosa di analogo nelle campagne italiane. Si è sviluppata
un’economia legata al territorio grazie all’iniziativa di preti e laici
illuminati. Il credito bancario ha potuto sostenere tante attività economiche,
sia nel campo dell’agricoltura che in quello dell’industria e del commercio.
La memoria di queste vicende serve a leggere le
contraddizioni in cui versa un certo modo di fare banca e finanza nel nostro
tempo. Purtroppo, nel mondo globalizzato la finanza non ha più un volto e si è
distanziata dalla vita della gente. Quando l’unico criterio è il profitto,
abbiamo conseguenze negative per l’economia reale. Ci sono multinazionali che
spostano attività in luoghi dove è più facile sfruttare il lavoro, per esempio,
mettendo in difficoltà famiglie e comunità e annullando competenze lavorative
che si sono costruite in decenni. E c’è una finanza che rischia di servirsi di
criteri usurai, quando favorisce chi è già garantito ed esclude chi è in
difficoltà e avrebbe bisogno di essere sostenuto con il credito. Infine, il
rischio che vediamo è la distanza dai territori. C’è una finanza che raccoglie
fondi in un luogo e sposta quelle risorse in altre zone con l’unico scopo di
aumentare i propri interessi. Così la gente si sente abbandonata e strumentalizzata.
Quando la finanza calpesta le persone, fomenta le
disuguaglianze e si allontana dalla vita dei territori, tradisce il suo scopo. Diventa, direi, un’economia
incivile: le manca la civiltà.
La vostra presenza qui oggi parla di una diversità nel
mondo economico e bancario. Avete storie e strutture differenti per rispondere
a bisogni diversi delle persone. In effetti, senza sistemi finanziari adeguati,
capaci di includere e di favorire la sostenibilità, non ci sarebbe uno sviluppo
umano integrale. Gli investimenti e il sostegno al lavoro non sarebbero
realizzabili senza il ruolo di intermediazione tipico delle banche e del
credito, con la necessaria trasparenza. Ogni volta che l’economia e la finanza
hanno ricadute concrete sui territori, sulla comunità civile e religiosa, sulle
famiglie, è una benedizione per tutti. La finanza è un po’ il “sistema
circolatorio”, per così dire, dell’economia: se si blocca in alcuni punti e non
circola in tutto il corpo sociale, si verificano infarti e ischemie devastanti
per l’economia stessa. La finanza sana non degenera in atteggiamenti usurai, in
pura speculazione e in investimenti che danneggiano l’ambiente e favoriscono le
guerre.
Care amiche, cari amici, gli istituti bancari hanno
responsabilità grandi per incoraggiare logiche inclusive e per sostenere
un’economia di pace. Il Giubileo alle porte ci ricorda la necessità di
rimettere i debiti. È la condizione per generare speranza e futuro nella vita
di molta gente, soprattutto dei poveri. Vi incoraggio a seminare fiducia. Non
stancatevi di accompagnare e di tenere alto il livello di giustizia sociale.
Così scriveva Don Primo Mazzolari: «Il peso del giorno dev’essere equamente
ripartito su tutte le spalle che possono portare. A questa iniziale equità si
arriva educando la coscienza – educare la coscienza! – a un profondo e
delicato senso di responsabilità sociale, così che il sottrarsi al doveroso
contributo di opere e di fatiche per il bene comune, venga avvertito una
vergogna e giudicato dall’opinione pubblica una disonestà» [1].
Vi auguro di essere portatori di speranza per molti che
si rivolgono a voi cercando di rialzarsi da periodi difficili o per rilanciare
la loro attività imprenditoriale. Benedico tutti voi. Benedico anche le vostre
famiglie, i vostri cari. E vi chiedo per favore di pregare per me. Grazie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.